viernes, 9 de mayo de 2008

¿Quiénes somos? ¿Qué es ser argentino? Recuerdos y experiencias de vida que construyen nuestra identidad y nuestra cultura

UNA COSTUMBRE ARGENTINA: LOS DOMINGOS EN FAMILIA
Por: Jaquelina Grassetti.-

No puedo olvidar uno de los recuerdos más importantes que marcaron mi infancia, y, que hasta el día de hoy, forman parte de mi vida y de todas las enseñanzas que a lo largo de ella fui adquiriendo.
Recuerdo los domingos de mi niñez, cuando, por la mañana temprano me levantaba para ir a misa con mamá y de regreso, iba a la casa de la abuela “Nelly”. ¡Cómo me gustaba vestirme informalmente y sacarme esa ropa “incómoda” de la que venía de misa, para sumergirme en el mundo más cariñoso posible, junto con mi abuela! Corría por la vereda para llegar lo antes posible y recibir, la mayoría de veces, la gomita que tanto me gustaba. Así, con el palo de amasar más pequeño, ayudaba a preparar los ravioles mas ricos de todos, los preferidos de papá, y por que no, los míos también. Mientras la abuela hacía el trabajo más pesado, yo disfrutaba de mi obra con gran placer. Así, juntas en una tarea más que especial, las horas parecían minutos y los minutos parecían segundos. ¡El tiempo parecía volar!... cuando los poníamos a hervir (yo desde lejos miraba esta parte porque la abuela tenía miedo de que me quemara), se sentía el aroma inconfundible y los ruidos de los platos comenzaban a sonar. Mientras yo acomodaba la gran mesa, la abuela le daba los últimos toques al plato favorito de los domingos… y mientras llegaba la familia (mamá siempre tarde porque alguna tarea del hogar siempre la demoraba, papa desesperado por seguir viendo la carrera y los hermanos despiertos a media por la salida del sábado), todo parecía estar preparado perfectamente. No puedo olvidar el placer y el orgullo que para mi representaba la felicitación de mamá, o la propina de la “tata” por “cocinar” tan bien. Todos disfrutábamos del gran almuerzo y compartíamos charlas muy interesantes, que, la mayoría de las veces, terminaban en peleas, pero peleas lindas, con risas, con gritos de amor…
El tiempo pasó y esa costumbre se fue perdiendo de a poco… mis tiempos también cambiaron y la abuela ya tiene sus años… aunque no falta el día en que aparece con la fuente en la mano y una sonrisa de oreja a oreja…
Almorcé en muchos lugares más, probé diferentes ravioles, diferentes salsas, en sí, muchos platos hechos por otras personas… pero hay algo que falta, algo que no le da el mismo sabor, algo diferente… y ese algo que supongo que no tienen los ravioles es la mano de la abuela… es el cocinar juntas, el compartir las tareas…
Y aquí cuento mi historia, mi costumbre, como otras personas conservarán la suya, pero no debemos olvidar que esto no es ajeno a la cultura a la cual pertenecemos… esa cultura argentina que valora la familia, que toma al domingo como el día de unión de todos, y que si bien varía según el lugar, compartimos algo en común: los domingos en familia…
Y para darle un final a mi relato, puedo comparar a la cultura argentina con mi plato favorito: los ravioles. Suena raro esto, pero para mí si tiene una explicación bastante significativa. Cuesta mucho trabajo hacerlos, es placentero formarlos con amor, se disfrutan compartiéndolos y, más allá de cualquier cosa, no podemos desistir de ellos jamás…

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